Agustín de Cáceres «El Iluminado»

Agustín de Cáceres, más conocido como «El Iluminado», nació un frío invierno de 1575 en Salamanca, España. Su vida se extendió hasta el año 1640, momento en el que misteriosamente desapareció en la ciudad de Cáceres. Fue conocido principalmente por sus increíbles habilidades como inventor y alquimista, aunque también tenía fama de ser un excéntrico aventurero con historias que rayaban lo absurdo.

Agustín tenía un aspecto que se asemejaba al de un erudito de su tiempo. De estatura media, poseía una barba larga y espesa que enmarcaba su rostro lleno de arrugas. Sus ojos eran vivaces y de un tono verde brillante que, según decían, brillaban con un resplandor especial cuando estaba absorto en sus inventos. Siempre vestía con una larga túnica negra, sobre la que solía llevar un delantal de cuero lleno de instrumentos y pequeños frascos.

Desde temprana edad, Agustín demostró tener un don para la invención. Durante su juventud, estudió en la Universidad de Salamanca, donde destacó por la creación de máquinas que, aunque rudimentarias para los estándares modernos, eran consideradas obras de genio en su tiempo. Sin embargo, a pesar de su mente brillante, también tenía fama de ser un tanto despistado. En una ocasión, perdió tres días intentando entender por qué su invento no funcionaba, solo para descubrir que no había encendido la vela que lo alimentaba.

A los 32 años, durante una de sus habituales caminatas por las montañas de la región, Agustín aseguró haber encontrado una cueva donde las piedras brillaban en la oscuridad. Aunque muchos lo consideraron una fantasía, él juró que dentro de la cueva conoció a un ser de otro mundo, que le entregó un libro con el conocimiento de las estrellas. Esta «revelación» lo llevó a intentar crear una máquina voladora, la cual, según cuentan, llegó a elevarse unos metros antes de estrellarse contra un molino cercano.

En medio de su vida llena de inventos y descubrimientos, hubo una historia que todos en la región amaban escuchar: la vez que Agustín intentó cruzar el río Tajo montado en una vaca inflable. Aunque su idea era revolucionaria, la vaca no era muy colaboradora, y terminó arrastrándolo río abajo mientras los aldeanos se reían a carcajadas.

A lo largo de su vida, Agustín tuvo la fortuna de conocer a personajes de la talla de Galileo Galilei durante un viaje a Italia y al famoso pintor Diego Velázquez. Enamorado de la hija de un boticario, Clara, tuvieron tres hijos, dos de los cuales siguieron los pasos de su padre en el mundo de la alquimia. La familia de Cáceres conservó durante generaciones el famoso libro de estrellas que, según decían, había sido entregado a Agustín por el ser de otro mundo.

La desaparición de Agustín en 1640 fue tan misteriosa como su vida. Tras embarcarse en la búsqueda de la «Fuente de la Eterna Juventud» en la Sierra de Cáceres, nunca volvió a ser visto. Aunque muchos creen que simplemente se perdió, hay rumores que afirman que encontró la fuente y vive en algún lugar secreto, disfrutando de la eternidad.

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